Jugar con a ordenar sus piezas, hacen que los niños se fijen en ellas, las observen y analicen comparándolas con el resto para ver dónde encajan según su forma, color, dibujo... Hacen un juego de abstracción, de predicción, de concentración...
Junto a la concentración y la memoria, el puzzle también ayuda al niño a trabajar la motricidad fina de los dedos a través de la manipulación de las piezas y del agarre de pinza.
También está demostrado que los puzzles potencian las habilidades espaciales y matemáticas, mejora la inteligencia visoespacial o la habilidad de pensar y percibir el mundo en imágenes, lo cual es un importante predictor del desarrollo de capacidades para la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.